Si hay un lugar que me pareció realmente impactante durante nuestra visita a Josefov, el Barrio Judío de Praga, fue su cementerio.
La verdad es que me encanta visitar los cementerios más significativos de los lugares que visito. Muchos de ellos cuentan más cosas sobre la vida de quienes en ellos descansan para siempre que sobre su muerte.
Y algunos suelen recordar más a un bucólico lugar de paseo que a un camposanto.
¿Recuerdas este artículo? ⇒ Cementerios curiosos que nos hemos encontrado en nuestros viajes
Breve historia del viejo Cementerio Judío
El Viejo Cementerio Judío de Praga, Stary Zidovsky Hrbitov, es el cementerio judío más antiguo de Europa. Se fundó bajo el reinado del rey Otakar II de Bohemia y su primera tumba, la de Avigdor Kara, data de los primeros años del siglo XV, en concreto de 1439.
Hasta el siglo XVIII, durante más de 300 años, los judíos no podían ser enterrados en otro lugar que no fuera este cementerio, y esto obligó a sepultar a las casi 100 mil personas que allí descansan en doce niveles de profundidad.
Recordemos que los judíos se entierran sin ataúd, en contacto directo con la tierra y esto permitió la acumulación de muchos cuerpos en tan poco espacio.

Hay más de 12 mil lápidas en la superficie, unas muy próximas a otras ya que, a pesar de que el cementerio no es muy pequeño, hay que tener en cuenta el gran número de personas inhumadas durante tres siglos. Las lápidas se colocaban en el primer aniversario de la muerte del difunto o jarhzeit.
Las tumbas más conocidas e ilustres son las del matemático David Gans, el filántropo Mordecai Maisel y el Rabino Löw.
En 1787 tuvo lugar el último enterramiento, el de Moses Beck, y desde entonces el cementerio se ha conservado tal y como lo conocemos hoy en día.
Cómo acceder al viejo Cementerio Judío
Para entrar al Viejo Cementerio Judío, en la Calle Siroká, debemos acceder por la Sinagoga Pinkas, que se ha convertido en un emotivo homenaje a los casi 80 mil judíos checos y eslovacos que fallecieron en el campo de concentración de Terezín.

Te recuerdo que si tienes la Prague Card no tendrás que pagar nada más, pero si no dispones de ella deberás abonar la entrada, que cuesta 300 CZK los adultos, 200 CZK estudiantes y menores de 15 años, y acceso gratuito para los menores de 6 años.

La entrada se compra en el Centro de Reservas e Información de la Calle Maiselova y da derecho de visita a 4 sinagogas, al Cementerio Judío, a la Sala Ceremonial y a la Galería Robert Guttman.
Los horarios de visita son los siguientes:
⇒ De noviembre a marzo: las sinagogas y el cementerio abren de 9:00 a 16:30 horas
⇒ De abril a octubre: el horario se amplía de 9:00 a 18:00 horas.
⇒ Recuerda que los sábados de todo el año tanto las sinagogas como el cementerio se encuentran cerrados, ya que es Sabbath, día festivo para los judíos. Ten esto en cuenta para organizar tus visitas en la ciudad.
Recorrido por el viejo Cementerio Judío
Una vez entramos al Cementerio Judío y vencido el impacto inicial, vamos recorriendo el camposanto en sentido circular, rodeando por completo el recinto. Unas sencillas cuerdas hacen de endeble barrera entre las tumbas y los visitantes.

Vamos observando las distintas lápidas donde, además de los nombres, se graba el símbolo de la profesón del fallecido: un pez representa a un pescador, unas tijeras a un sastre…
En otras lápidas de gran tamaño, las Ohel, se cuentan más datos sobre la vida del difunto.
En el cementerio no hay flores. Siguiendo la costumbre judía se depositan piedras sobre las lápidas en señal de respeto en recuerdo del fallecido. Las lápidas lucen negruzcas y llenas de verdín por la humedad del terreno, lo que confiere al lugar un aspecto un tanto lúgubre.

Seguimos nuestro itinerario y pronto encontramos la tumba más antigua del cementerio, la del rabino Avigdor Kara, de 1439…

…y la tumba más reciente, la de Moses Beck, el último enterramiento, en 1787.

En uno de los laterales, sobre un túmulo de tierra, se disponen las tumbas de los niños que morían con menos de un año de edad.

A continuación, en una especie de hornacina, se acumulan varias lápidas más antiguas. Estas lápidas datan del siglo XIII y proceden de un cementerio más antiguo que se descubrió en Nové Mesto en el siglo XIX.
Hacia el final del recorrido nos encontramos con una de las tumbas más monumentales de todas y sin duda la más famosa: la tumba del Rabino Löw, el creador del Golem. Son muchos los fieles que se acercan a depositar piedras sobre su lápida o a dejar notas entre las grietas de la piedra, según costumbre judía.

En los últimos metros vemos de frente, en el exterior del cementerio, la sinagoga Klausen y la Sala Ceremonial.

El paseo por el Antiguo Cementerio Judío me dejó un sabor agridulce. Por una parte, el impacto de la acumulación de lápidas es brutal y la verdad es que imaginar más de doce capas de difuntos en profundidad impresiona, y mucho.
Por otra parte me apasiona descubrir otras culturas y costumbres. Y así como en Venecia y en Budapest me encantó recorrer sus Barrios Judíos, en Praga sentí lo mismo al pasear por Josefov y su magnífico cementerio.
Si además añadimos la importancia del pueblo judío y su terrible exterminio en la Historia reciente, el lugar cobra mayor interés.
Aunque ya conocía el cementerio de un viaje anterior a la ciudad, esta nueva visita al Cementerio Judío no me dejó indiferente. Sin duda es uno de los lugares que no te debes perder si estás en Praga. No en vano es uno de los cementerios más bonitos del mundo.
⇒ Si te interesa realizar un Tour por el Barrio Judío de Praga: AQUÍ
⇒ Más sobre los judíos en Praga: GUÍA DE JOSEFOV, EL NOSTÁLGICO BARRIO JUDÍO DE PRAGA
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