Oporto es una ciudad pequeña y lo esencial se puede ver en un par de días. Nosotras estuvimos tres días completos y aún así, prescindimos de visitas tan populares como el Palacio da Bolsa y los Jardines del Palacio de Cristal. Preferimos ver menos cosas pero en profundidad y callejear mucho para tomarle el pulso a la ciudad.
Aquí está nuestro itinerario por Oporto en tres días, esperando que te sirva de ayuda para organizar el tuyo.
Recuerda que tenemos una completa guía para visitar Oporto
Índice de contenidos:
OPORTO EN TRES DÍAS: EL MEJOR ITINERARIO
Primer día en Oporto: Bolhao, Aliados, Batalha, Sé
Nuestro primer día en Oporto comenzó muy temprano, saliendo en nuestro coche desde nuestra ciudad, A Coruña, para llegar a Oporto a las 9 de la mañana y dejar las maletas en Oporto Near Apartments, donde nuestro anfitrión, Andrè, se encargó de llevar el coche al aparcamiento acordado.
Empezamos la mañana buscando un local cercano donde desayunar y nos decidimos por The Traveller Caffé, donde acabaríamos desayunando a diario.
A unos 200 metros nos encontramos con la Rua Santa Catarina, donde visitamos en primer lugar el Majestic Café, aunque no consumimos nada porque estaba a tope de gente. El espacio excesivamente abigarrado, con las mesas muy juntas y sin apenas cabida a la intimidad ni a mantener una conversación privada, me dieron la impresión de que se quiere explotar al máximo a la «gallina de los huevos de oro», algo que no me gustó en absoluto.

Seguimos recorriendo esta famosa calle comercial y llegamos a la Capela das Almas, con su característica fachada de azulejos. Se ubica justo en un cruce de calles y es imposible tomar una foto completa y sin gente de esta bonita capilla de arquitectura típica portuguesa.
A continuación visitamos la zona de Bolhao, que queda muy cerca, con su famoso mercado y sus tiendas tradicionales de ultramarinos, como A Pérola do Bolhao, y su famosa Confeitaria do Bolhao, donde probamos las deliciosas natas, que ya conocíamos de Lisboa.
Comimos de tapas por la zona y tras visitar Aliados en un paseo más bien breve, nos retiramos a descansar un par de horas al apartamento, ya que habíamos madrugado mucho ese día.

Sobre las cinco de la tarde salimos de nuevo, bajando esta vez por Praça da Batalha, muy próxima también a nuestro apartamento, donde vimos la Igreja de San Ildefonso, una de las más fotografiadas de la ciudad, también con su fachada cubierta de azulejos.
De ahí nos dirigimos a la Estación de Sao Bento, una estación de trenes que, si bien ya es bonita por fuera, dentro guarda un tesoro en forma de murales de azulejo azul simplemente espectaculares.

Allí compramos un helado y seguimos camino hacia la Catedral de la Sé, que queda a unos 150 metros caminando de la estación.
Vimos la catedral por fuera, desde donde se obtienen unas vistas privilegiadas del Douro, y seguimos por la zona de Baixa, con dirección Ribeira, disfrutando de callejuelas intrincadas y tan pintorescas como Escada do Barredo.

Llegamos a Cais da Ribeira y dedicamos el resto de la tarde-noche a pasear por la deliciosa Ribeira, atestada de gente a esas horas, y después subimos las escaleras junto al puente para ascender a la parte alta de la ciudad.
Acabamos cenando en la hamburguesería artesanal DGema.
Segundo día en Oporto: Lello e Irmao, Clérigos, Ribeira
Nuestro segundo día en Oporto comienza, tras desayunar de nuevo en The Traveller Caffé, esta vez muy temprano, dirigiéndonos a la Rua das Carmelitas, donde visitamos la bonita Livraría Lello e Irmao (5 euros). Hay que comprar la entrada en un establecimiento próximo a la librería y después esperar tu turno. Recomendamos ir a primera hora porque se forman colas de verdadero escándalo.
Una vez hecha esta visita entramos en la tienda A Vida Portuguesa, que está justo al lado de la librería. Tras curiosear un buen rato, subimos a la Torre dos Clérigos (5 euros adultos / niños gratis) que también está muy próxima, desde la que se obtienen unas bonitas vistas de la ciudad, sobre todo de la Sé.

Al bajar tomamos el tranvía nº 22 (3 euros) que baja hasta Batalha, y hace el trayecto ida y vuelta. Una vez nos bajamos, curioseamos por O Carmo, donde están las Igrejas do Carmo y das Carmelitas.
Junto a la Torre dos Clérigos (todo está muy cerca) entramos en alguna otra tienda como la Casa Oriental, y acabamos comprando unos deliciosos bolinhos de bacalhau por 8 euros en Casa Portuguesa do Pastel de Bacalhau (Campo Mártires da Patria, 112) que comimos en el cercano Jardim da Cordoaria.
Este jardín tiene un pequeño parque ideal para hacer un parón con niños mientras los adultos nos relajamos a la sombra de su arboleda.

Tras el merecido descanso en los jardines, bajamos por el Barrio Judío, disfrutamos de una vistas preciosas de la ciudad desde el Miradouro da Vitoria y seguimos bajando hasta el Palacio da Bolsa, visita que dejamos para otra ocasión.
Muy cerca se encuentra la Igreja de Sao Francisco, austera en su exterior pero que dentro guarda una gran sorpresa que recomendamos descubrir.
Ya en la zona da Ribeira, disfrutamos de un anochecer perfecto a orillas del Duero. Derrotadas, decidimos subir a la parte alta en el Funicular dos Guindais ( 2,50 euros/adultos, 1,25 euros/niños), donde vemos el bonito puente D. Luiz y parte de la Ribeira desde las alturas.
Acabamos la noche cenando media francesinha en el Café Santiago, comida demasiado contundente para la hora de la cena.
Tercer día en Oporto: Gaia, Crucero de los 6 puentes, Rua das Flores, Ribeira
Nuestra tercera y última mañana en la ciudad la dedicamos a visitar Vilanova de Gaia. Para ello cruzamos el magnífico Ponte D. Luiz I por su parte superior, donde se obtienen unas maravillosas vistas de gran parte de la ciudad, de la Ribeira y de la orilla de Gaia.
Nos decidimos a hacer el famoso e hiperturístico Crucero de los 6 puentes y cogimos un paquete que incluía el crucero y la visita a las Bodegas Porto Cruz, más que recomendable.

Comimos por la zona a base de bacalhau á nata en Taberninha do Manel, un lugar muy recogidito donde se come espectacular.
Tras pasear por Gaia, volvimos a la otra orilla del Duero cruzando de nuevo el Ponte de D. Luiz I, esta vez por su parte inferior, donde algún joven se tiraba al agua previa recaudación, al estilo de los saltadores que vimos en Mostar.
Gastamos lo que nos quedaba de tarde callejeando, viendo los espectáculos callejeros a pie de Ribeira, subiendo desde A Ribeira hasta Rua das Flores, una de las calles con más ambiente de la ciudad.
Nos dedicamos a recorrer toda esa zona vieja con calma sin más objetivo que disfrutar del paseo.

Nos despedimos de la ciudad cenando, otra vez, en la hamburguesería artesanal DGema, muy próxima a nuestro apartamento.
Al día siguiente dejamos Oporto temprano, con dirección a A Coruña, pero aprovechamos el trayecto para pasar gran parte del día en Ponte de Lima.
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2 Comments
Víctor
Una buena ruta,aunque para mí es imprescindible entrar al palacio de la Bolsa.
Añadiendo esto e ignorando los jardines del palacio de Cristal,que son prescindibles,queda un perfecto itinerario por una de las ciudades más bonitas de Portugal.
Un saludo de Víctor
1mundoinfinito
Hola Víctor. Ya te he respondido en el post de la Guía slow de Oporto en 3 días.
De todas formas reitero que estoy de acuerdo contigo en que el Palacio da Bolsa es imprescindible. Pero no pudimos encajarlo; la próxima vez será una prioridad en nuestras visitas.
¡Un saludo!