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10 consejos para iniciarse en el Camino de Santiago

De los creadores de 10 razones muy convincentes para hacer el Camino de Santiago (¡y querer repetir!), llegan unos cuantos consejos prácticos para realizar el Camino. Y es que la ruta hacia Compostela se perfila como una de las grandes opciones viajeras de estos años. ¿No has hecho nunca el Camino? ¿No sabes por dónde empezar? Estoy trabajando en una completa guía para principiantes en el Camino de Santiago, pero mientras te traigo una serie de recomendaciones básicas, según nuestra experiencia, que deberías tener en cuenta para preparar…¡tu primer Camino de Santiago! Qué emoción, ¿verdad?

Camino de Santiago: consejos para principiantes

Prólogo: busca tus razones para hacer el Camino

«Peregrina descansando» en O Cebreiro

Lo primero que tienes que saber es que el Camino de Santiago es una experiencia fascinante, tanto por los paisajes que te encontrarás en tu andadura como por los pueblos a los que llegarás, la gastronomía que disfrutarás o la gente amable con la que te irás tropezando en tu ruta.

Pero ojo, no te engañes: no es fácil. Supone caminar una media de 20-25 km diarios cada día, sufriendo a veces las inclemencias del tiempo, perseguida por un sol abrasador o por una lluvia intensa y cansina. O quizá con buen tiempo, nunca se sabe…

En tu camino encontrarás algunas zonas pedregosas, incómodas para andar, lugares donde abundan charcos y pozas y, en ocasiones, grandes desniveles que hay que superar.

Por eso y por muchos otros motivos y para no abandonar la aventura a medias, creo que es muy necesario reflexionar sobre las razones que te mueven a hacer el Camino de Santiago. Hay quien hace el Camino por motivos religiosos, como reto personal, para conectar con la naturaleza o para vivir una experiencia de viaje a pie totalmente distinta a cualquier otra odisea viajera que hayas emprendido antes.

Las razones para hacer el Camino de Santiago son tan variadas como las personas, pero es vital que encuentres la tuya y te agarres a ella como a un clavo ardiendo en los momentos en que tus fuerzas flaqueen o te plantees abandonar, que los tendrás.

RAZONES PARA HACER EL CAMINO DE SANTIAGO

1. Elige bien tu Camino

Punto número dos: piensa bien qué Camino te conviene realizar para una primera aproximación a la Ruta Xacobea. El más habitual, el de mayor tradición histórica, el más internacional y por ello el más concurrido, sobre todo en su tramo final gallego, es el Camino Francés.

El tramo de entrada en Galicia, desde O Cebreiro, es elegido por muchos peregrinos para su primera vez, aunque también es muy popular el de Sarria, ya que son poco más de 100 km, lo mínimo exigido para conseguir la Compostela a pie.

El Camino Francés completo comienza en la localidad francesa de Saint-Jean-Pied-de-Port, son unos 800 km en 32 etapas, pero puedes dividirlo a tu elección y realizarlo desde un punto más próximo a Compostela, como Burgos, León, Ponferrada, O Cebreiro o Sarria.

Hay otras rutas perfectas para iniciados, como el Camino Portugués, que sube desde Oporto hasta Santiago por la costa, el Camino Primitivo, o el Camino de Invierno, menos masificados aunque no exentos, en muchos trayectos, de cierta dificultad. Lo importante es que hagas bien tu elección según tu forma física, tus intereses personales y el tiempo que tengas disponible.

¿Me permites un consejito? Ten en cuenta estas cuestiones: ¿viajas sol@ o acompañado? ¿a pie o en bicicleta? ¿haces el Camino con tu perro?

Consulta la web de Turismo de Galicia, muy completa, coge un mapa de los distintos Caminos, mira por dónde pasan, los monumentos y paisajes que te encontrarás, mide las etapas, considera la dificultad, contrasta opiniones y…¡decídete!

¿QUÉ ES LA COMPOSTELA?

La Compostela es el documento que acredita que el peregrino ha hecho un mínimo de 100 km caminando o a caballo en su tramo final o 200 km en bicicleta. 

Se requiere, también, alegar motivos religiosos o espirituales y sellar el documento en distintos puntos del Camino. 

Al final del Camino dirígete a la Oficina de Atención al Peregrino en Santiago, donde conseguirás la Compostela. 

Si peregrinas con tu perro, que sepas que hay una Compostela canina. 

2. Plantéate hacer el Camino con un grupo organizado

Consejos para iniciarse en el Camino de Santiago

Hay muchas formas de hacer el Camino de Santiago y una de ellas es contratar un paquete con una agencia que se ocupe de todos los detalles.

Se encargan de organizar los traslados, de llevarte la mochila y reservar desayunos y cenas. Incluso de llevarte al aeropuerto de Santiago una vez finalizada tu aventura jacobea.

Y lo que es más importante: te garantizan el alojamiento. Ten en cuenta que en los albergues públicos no se puede reservar plaza, por lo que tendrás que llegar de los primeros para no quedarte sin cama o ingeniártelas para conseguir habitación en un hostal, sobre todo en temporada alta.

Con un paquete organizado como los de tubuencamino.com no tienes que preocuparte de nada de eso, sólo echar a andar y disfrutar de la experiencia

3. Prepárate física y mentalmente antes de ponerte «en Camino»

Si has llegado hasta aquí es que te planteas, en serio, hacer el Camino de Santiago. Pero seguro que te surgen muchas preguntas, entre ellas, ¿es muy duro el Camino? ¿estaré list@ para esta experiencia o necesito una preparación previa? Vamos a arrojar algo de luz sobre estas cuestiones.

Sí, necesitas prepararte físicamente para hacer el Camino de Santiago, y quien te diga lo contrario, miente. No es necesario ser atleta profesional, pero ten en cuenta que caminarás una media de 20-25 km y por un día no pasa nada, pero día tras día, esas distancias pasan factura y requieren un mínimo acondicionamiento previo. ¿Cómo hacerlo?

  • Comienza a prepararte mínimo 8 semanas antes y, si tu Camino va a durar más de 10 días, incluso varios meses antes.
  • Comienza a caminar poco a poco, al menos una hora al día durante los primeros días, para ir tomando costumbre diaria de caminar.
  • Ve aumentando la intensidad y tiempo de marcha según te notes más preparad@.
  • Al menos un día a la semana haz una ruta larga, de unos 15-20 km, para ir tomando conciencia de las distancias. Y si puede ser por caminos de monte mucho mejor, para acostumbrarte a los distintos relieves, más o menos irregulares, de la ruta.
  • Cuando estés más «en forma», cuélgate la mochila que llevarás al Camino para hacer tu entrenamiento y ve aumentando su peso de forma paulatina hasta que cargar con unos pocos kilos (no más de 5 ó 6 kg) no sea un problema para tí.
  • Si vas a llevarte bastones de senderismo al Camino, practica con ellos las semanas anteriores.
  • Y sobre todo, algo muy importante: hazte con un buen calzado de senderismo y utilízalo al menos varias semanas antes de ponerte en marcha para asegurarte de que te resulta cómodo. No hay peor cosa que estrenar botas en el Camino, es apuesta segura para lograr a la velocidad del rayo molestas rozaduras y ampollas que pueden infectarse y arruinar tu aventura.
  • Durante tu Camino, haz descansos frecuentes y, al acabar, estira bien los músculos, en especial de pies y piernas.
¿Y LA PREPARACIÓN MENTAL?

Es fundamental trabajar la fuerza mental antes y durante el Camino. Para ello puedes ir mentalizándote de que puedes encontrarte dificultades en tu ruta, que en algún momento puedes flaquear en tu empeño, que tendrás días mejores y peores, como en la "vida real".

Hay quien practica yoga, ejercicios de respiración y técnicas de relajación antes y durante el Camino. No está de más.

Y siempre, siempre, ante cualquier problema inesperado, busca apoyo en otros peregrinos. Nadie mejor para entenderte y subirte la moral en los momentos de bajón. 

4. Reserva con antelación (y otros truquillos de alojamiento)

Lo habitual cuando se realiza el Camino es alojarse en los albergues oficiales que la Xunta de Galicia pone a disposición de los peregrinos, con más de 70 centros y 3000 plazas. Esta red de albergues públicos disponen de habitaciones y baños compartidos, muchas tienen taquillas para dejar la mochila y suelen estar muy limpios y en buenas condiciones.

Pasar la noche en uno de estos albergues es muy económico, sólo 8 €/ persona, pero tienen un pequeño inconveniente y es que NO se puede reservar cama.

Por tanto, si haces el Camino en temporada alta (desde finales de primavera hasta mediados de otoño, pero en especial en Semana Santa y verano) te recomiendo que madrugues mucho, pero mucho, y comiences a caminar al amanecer.

No sólo evitarás las horas de más calor, si no que también llegarás antes al albergue para hacerte con una cama en la que pasar noche.

Si esta opción no te resulta atractiva y prefieres dormir en una habitación privada, no te preocupes. En todas las localidades de fin de etapa del Camino hay pequeños hoteles, hostales o pensiones a buen precio (sobre 15/20 € por persona) donde podrás dormir, previa reserva, para asegurarte alojamiento sin necesidad de estar en tensión, sobre todo si caminas con niños o con mascotas, que no en todos los albergues son aceptadas.

Así puedes llevar tu Camino más «atado» reservando con antelación.

Puedes realizar tu búsqueda de alojamiento desde este enlace con cancelación gratuita.

5. No lleves más peso del estrictamente necesario

Otra recomendación que deberías tomarte muy en serio: lleva sólo lo imprescindible en la mochila y no cargues con más peso del estrictamente necesario. Unos 5 kg como máximo es asumible.

Piensa que todos los días pasarás por distintos pueblos y localidades en las que podrás comprar todo lo que necesites para tu andadura. Son pueblos que en gran medida viven del Camino y del pequeño gasto de los peregrinos que por ellos transitan, por lo que suelen tener tiendas de todo tipo: de alimentación y de avituallamiento.

Elige una mochila cómoda, ergonómica, con hombreras anchas y cintas que se ajusten bien en pecho y caderas para repartir el peso. Como te decía más arriba, practica con ella unas semanas antes de comenzar la ruta. Y lleva sólo lo justo y necesario.

Todavía recuerdo mi primer Camino cuando mis amigas y yo partimos desde O Cebreiro con unas enormes y pesadas mochilas. En cuanto subimos el Alto do Cebreiro, un tramo bastante duro de la ruta, lo primero que pensamos fue en coger el primer autobús de vuelta a casa. Aunque, por suerte, continuamos y completamos el Camino, llevar tanto peso lo hizo mucho más duro y fue un gran aprendizaje para los siguientes.

¿IMPRESCINDIBLES PARA EL CAMINO?

Calcetines y un par de mudas, un par de camisetas de algodón, un pantalón de recambio (corto o largo en función de la climatología), un forro polar ligero y un cortavientos. 

También sirve el típico chubasquero de peregrino que cubre toda la mochila, pero con buen tiempo puedes ahorrártelo. Si algún día hay previsión de lluvias, puedes comprarlo por el camino.

Para dormir en los albergues no está de más un saco ligero en invierno o un saco sábana en verano y unas chanclas o zapatillas de goma tipo Crocs para la ducha, que también te servirán para descansar los pies entre etapas. Una pastilla de jabón, crema solar y el cepillo de dientes. No necesitas más.

Eso sí, no olvides un botiquín básico con productos mini para cuidar tus pies. Te lo explico en el siguiente punto. 

6. Cuida tus pies 

Ya te hemos hablado de lo importante que es llevarte el calzado adecuado al Camino, que esté usado y sepas que te resulta cómodo. No siempre tienen que ser botas de montaña de caña media. Hay quien prefiere unos zapatos de senderismo más ligeros y bajos, aunque restarás cierta protección al tobillo.

También hay quien se lleva en la mochila unas zapatillas de deporte para ir alternando con las botas. Esto creo que puede ser recomendable cuando vas a hacer más de 7-10 días de Camino.

Pero, sin duda, después de la elección del correcto calzado, lo más importante es ¡el cuidado de los pies! Los pies sufren mucho durante la caminata, soportan todo el peso corporal y a veces pisan por terrenos muy variados e irregulares.

Es vital, y cuando digo vital es que de ello depende el éxito de tu Camino, que cuides con esmero tus pies antes, durante y después del Camino.

Es muy importante que los pies estén libres de grandes durezas antes de empezar (¡y las uñas bien cortas para evitar que se encarnen!); que antes de ponerte en marcha cada mañana untes tus pies de vaselina (o similar) para evitar rozaduras; que de vez en cuando hagas un descanso en tu caminata y te quites el calzado y los calcetines para que los pies respiren.

Que los calcetines sean sin costuras para evitar roces y se adapten bien al pie y que los cambies de inmediato cuando los notes húmedos.

También es fundamental llevar un pequeño «botiquín especial pies» en el que incluyas una buena crema hidratante para después de la ducha, gasas, apósitos y un kit para curar ampollas con desinfectante, aguja e hilo.

Si la ampolla está seca o te salen rozaduras importantes, hay apósitos especiales que actúan como una segunda piel, protegiendo la herida, pero una vez puestos debes dejar que se caigan solos, evitando retirarlos.

En definitiva, tus pies son los que te llevan tras la flecha amarilla, así que préstales toda tu atención y no te relajes con este tema en ningún momento, por muy cansad@ que estés.

7. Ayúdate de un bastón para caminar

Son muchos los peregrinos que se ayudan de un bastón para caminar. Al principio puede parecerte algo inútil, un peso innecesario. Pero te aseguro que, cuando llevas muchos días caminando, sobre todo si te encuentras con ciertos desniveles, ya sean de subida o de bajada, agradecerás el importante apoyo que te brinda un bastón y acabarás buscando a la desesperada algún palo por los senderos.

Para evitar esta situación hazte con unos buenos bastones de senderismo o marcha nórdica. Apenas pesan porque están hechos de materiales muy ligeros, como fibra de carbono, y muchos son plegables, por lo que puedes colgarlos sin problema de tu mochila.

Practica con ellos antes de partir y verás como pronto te haces con su uso. Serán un gran aliado en tu Camino hacia Compostela.

8. Descansa durante el Camino

Tan importante como cuidar tus pies es darles un merecido descanso. Haz pausas cortas cada hora y varias paradas más largas cada dos horas, en las que deberías quitarte el calzado, airear los pies, sentarte o tumbarte un rato.

Aprovecha para hidratarte y beber agua en condiciones o para comer una pieza de fruta o frutos secos, fuentes de proteínas e hidratos.

Por la noche duerme lo que necesites. Un mínimo de 7-8 horas son imprescindibles para un buen descanso. Lo más recomendable es acostarte pronto y levantarte muy temprano para emprender camino en cuanto amanezca y evitar las horas más duras de sol en verano.

Los desayunos en los albergues comienzan a servirse a las 6:30 y sobre las 21:30 – 22:00 horas la mayoría de los peregrinos se echan a dormir.

Si dispones de tiempo y tu Camino consta de muchas etapas, como sucede en el Francés, con 32 jornadas de intensa caminata, no dudes en cogerte un día libre cada 7-8 días para descansar. 

Esto te permitirá disfrutar con calma del pueblo o ciudad en que decidas hacer este pequeño parón, tomándote ese día como un respiro, con poco paseo y mucha calma.

9. Come adecuadamente

El Camino de Santiago, sobre todo la ruta francesa, pasa por lugares en los que la gastronomía es una gran tentación. Pamplona, Logroño, Burgos, León…La sóla mención de estos lugares evoca en cualquiera el sabor de la comidad tradicional: bacalao, patatas a la riojana, sopa de ajo, lechazo asado, cocido maragato…

Y cuando llegas a Galicia, ¡ay! Pulpo á feira, empanadas de todo tipo, queso do Cebreiro, caldo gallego, filloas, tarta de Santiago, por no hablar de los vinos de la tierra, ribeiros y albariños, del orujo y del licor café.

Es obvio que para llevar a cabo el Camino no podrás degustar a diario estos manjares en grandes cantidades porque acabarás rodando y te va a dificultar bastante el caminar con agilidad, pero sí que puedes probarlos con moderación, además a precios bastante económicos, y disfrutar de uno de los mejores placeres de esta ruta: ¡la comida!

10. Relaciónate con otros peregrinos

Hagas el viaje sol@ o acompañad@, ten en cuenta que uno de los grandes encantos del Camino es relacionarte con otros peregrinos que tienen el mismo objetivo que tú: llegar a Compostela.

Durante tu caminata conocerás a gente de todas las edades y procedencias, algunos llegados desde la otra esquina del mundo: chinos, japoneses, brasileños y caminantes de toda Europa se conocen en el Camino y se pueden formar buenas amistades. O no.

Porque, a veces, esos amigos eventuales duran…lo que dura el Camino. No importa, porque la experiencia de compartir, de apoyar al otro en momentos difíciles o de sentirte apoyado, no te la quita nadie. Y es muy gratificante, créeme.

Por último…¡Vive TU Camino!

Y para finalizar. ¡vive tu propio Camino! Es el tuyo, y tu experiencia no tiene porque ser igual, mejor o peor que la de otros peregrinos.

Emociónate con los paisajes idílicos que verás en tu ruta; párate a charlar con los vecinos de las aldeas; canturrea mientras caminas en soledad, o en buena compañía, por senderos boscosos; moja tus pies en los riachuelos y disfruta de esos momentos de esfuerzo y «sufrimiento» al ascender un puerto de montaña porque, al llegar arriba, te encontrarás increíblemente feliz.

Reflexiona sobre tu vida y sobre lo que realmente necesitas para sentirte bien. Derrúmbate y llora, ¡sí, llora! al llegar a Compostela.

Recuerda: «Caminante, se hace Camino al andar». Sigue la flecha amarilla y disfruta de TU Camino, porque es…¡pura magia!

LIBROS Y GUÍAS PARA PREPARAR EL CAMINO

El Camino de Santiago. Camino Francés

Guía del Camino de Santiago. Camino Inglés

Caminos de Santiago: 25 rutas jacobeas

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Escritora de viajes, apasionada de la naturaleza y el arte, allá donde voy me acompañan mi cuaderno y mi cámara de fotos. Te cuento mis viajes por libre para animarte a organizar los tuyos. ¡Y muchos planes por Galicia!

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